Desde hace tiempo se viene hablando del mal etiquetado de algunas especies de pescados que provocan confundir al comprador y que se paguen precios mayores por pescados menos valorados. ¿Pero es una práctica habitual? ¿Nos engañan en la pescadería?
A quien está acostumbrado a distinguir los pescados al verlos enteros, como una lubina, un rape o una dorada es complicado que le den gato por liebre; pero cuando se trata de un pescado de gran tamaño que venden cortado y sin piel o cuando están los filetes ya limpios a veces es complicado distinguir unos de otros.
Estudios muestran que en el año 2011 un 23% del pescado que se comercializaba en la Comunidad Económica Europea estaba mal etiquetado. Las especies no se correspondían con lo que aparecía en su etiquetado. desde entonces se ha experimentado un mayor control en este sentido y en 2015 este ratio rondaba el al 8%.
En algunos casos es sencillo percibir si nos están intentando vender algo que no es simplemente por su precio. El apreciado atún rojo parte de precio en la lonja de alrededor de uno 8 euros cada kilo, por lo que tras pasar por los intermediarios es dificil que baje de los 11 euros/kilo. Si lo vemos por menos precio seguramente estemos frente a patudo o yellowfin; especies con texturas similares, que en ocasiones incluso son tratadas con algún colorante rojizo para hacer más apetecible su aspecto. Estas especies también se utilizan en ocasiones en los restaurantes de sushi haciéndose pasar por atún rojo.
Uno de los pescados que es relativamente sencillo de "camuflar por otro" es la panga o pez gato, ya que se trata de un pescado con un sabor muy suave, y en filetes puede parecer bacalao, merluza o lenguado por ejemplo. El precio de la panga es muy inferior a estos últimos, por lo que la motivación de este angaño es puramente económica.
Otra práctica de engaño común es el incorrecto etiquetado respecto a la procedencia del pescado. La merluza es claro ejemplo de ello. En España se vende en ocasiones merluza de la especie merluccius capensis (procedente de África), haciendose pasar por la equivalente de mares europeos Merluccius merlucius.
La legislación y el control en este sentido es la única práctica que puede protejer a los consumidores de ser engañados en su cesta de la compra.