La cocina colombiana vive un renacer cultural y turístico. En 2025, cinco recetas tradicionales han emergido como referentes de identidad, sostenibilidad y experiencia culinaria, posicionándose en ferias, rutas gastronómicas y restaurantes de alta cocina.
Estas preparaciones, profundamente arraigadas en las regiones del país, están siendo reinterpretadas por chefs y celebradas por comensales nacionales e internacionales.
1. Mote de queso (Caribe colombiano)
Originario de la región Caribe, el mote de queso es una sopa espesa elaborada con ñame, queso costeño y suero. Su textura cremosa y sabor salado lo convierten en un plato reconfortante y versátil. En ciudades como Barranquilla y Cartagena, se ha integrado en menús contemporáneos con ingredientes como camarones o coco, sin perder su esencia campesina.
2. Ajiaco santafereño (Bogotá y Cundinamarca)
Este icónico plato capitalino combina tres tipos de papa (criolla, pastusa y sabanera), mazorca, pollo desmechado y guascas, una hierba autóctona que le da su sabor característico. El ajiaco ha sido revalorizado como símbolo de biodiversidad andina, y se ofrece en experiencias turísticas que incluyen visitas a huertas urbanas y talleres de cocina tradicional.
3. Lechona tolimense (Tolima)
La lechona, preparada con cerdo relleno de arroz, arveja y especias, es protagonista de celebraciones populares. En Ibagué y municipios cercanos, se ha convertido en atractivo turístico gracias a festivales como el del Tamal y la Lechona. Restaurantes gourmet han comenzado a ofrecer versiones individuales con emulsiones de ají dulce y reducción de panela.
4. Mute santandereano (Santander)
Este guiso robusto incluye carne de res, cerdo, granos, papa, yuca y condimentos locales. En Bucaramanga y Barichara, el mute se sirve en cocinas tradicionales y ha sido incorporado en rutas gastronómicas que promueven el turismo rural. Su preparación lenta y comunitaria lo convierte en símbolo de unión y resistencia cultural.
5. Sancocho trifásico (Valle del Cauca y Antioquia)
El sancocho trifásico, con carne de res, cerdo y pollo, acompañado de plátano, yuca y mazorca, es una celebración de la abundancia. En Cali y Medellín, se ha convertido en plato estrella de festivales gastronómicos y picnics turísticos. Su versatilidad permite adaptaciones vegetarianas y veganas que respetan la estructura original.
Una cocina que conecta pasado y futuro
Estas recetas no solo alimentan el cuerpo, sino también la memoria colectiva. En un contexto global que valora la autenticidad y el origen, Colombia apuesta por sus sabores ancestrales como motor de desarrollo turístico y cultural. La cocina tradicional se convierte así en una herramienta de promoción territorial, inclusión social y orgullo nacional.